sábado, septiembre 20, 2014

Tal día como hoy hace cien año en la Gran Guerra. 20 de septiembre de 1914

20 de septiembre de 1914

Francia

Desde que comenzó la batalla del Aisne, se decía que uno de los principales objetivos que perseguían los alemanes próximos a Reims era la destrucción de la magnífica catedral de esta población.

Así ha sido, en efecto. Hace tres días, los  morteros alemanes y cañones de grueso calibre dispararon numeroso proyectiles sobre Reims, especialmente sobre la catedral, donde produjeron algunas averías.

Ayer por la tarde, enfilaron de tal modo sus baterías, mediante un avance realizado a última hora, que consiguieron incendiar el edificio, el cual quedó destruido casi por completo.

La noticia ha producido aquí honda indignación contra los alemanes.” (telegrama emitido desde Burdeos).

Como respuesta, Alemania dice: “El Emperador dio orden de respetar a todo trance la frontera francesa; esta orden ha sido cumplida con absoluta seriedad, con una sola excepción.

Francia, que hacía la movilización a la misma hora que nosotros, declaraba que había establecido una zona neutral de 10 kilómetros en nuestra frontera y no se atuvo a sus promesas. Aviadores arrojaron bombas, y patrullas de Caballería invadieron nuestras fronteras; por este acto, Francia, aunque el estado de guerra no estaba declarado, rompió la paz y nos atacó con hechos. Los aviadores franceses han echado bombas sobre nuestras líneas de ferrocarriles, se han apoderado de algún desfiladero atacando a nuestras tropas fronterizas, y manteniéndose nuestras tropas únicamente a la defensiva, según orden que tenían: esta es la verdad.

Nosotros nos encontramos en el caso de legítima defensa, y el peligro inminente no reconoce mandatos.”

Sea como fuere, la catedral de Reims, la “reina de las catedrales góticas”, consagrada a los Reyes de Francia, no salió indemne. Este hecho, junto a la destrucción del templo de Lovaina hizo ganar a los Ejércitos alemanes una fama de arrasadores bastante justificada.

Costa de Zanzíbar

El SMS Königsberg (Loof), muy de mañana, machaca al HMS Pegasus, un buque obsoleto y que carecía en el momento del ataque sorpresa de presión en las calderas, siendo un blanco fácil y fijo para sus diez cañones de 105 milímetros.

Tras esta exitosa acción de guerra, que terminará con el Pegasus destruido, Loof tomará la mala decisión de llevar a su buque hasta la desembocadura del río Rufiji, a unas cincuenta millas al norte del puerto de Dar-es-Salaam. Lo que podía ser una buena idea para realizar reparaciones, supondría remontar parte de ese desconocido río.

Es esta una extraña odisea, ya que el Königsberg quedará embotellado, pero oculto. En la desembocadura del río Rufiji le esperan, tranquilos, varios buques de guerra británicos cuya única misión es acabar con el crucero alemán, cueste lo que cueste, y el tiempo no fue problema.

Las averías del Königsberg supusieron desmontar maquinaria y transportarla a través de la selva, tardándose meses en que volviesen las piezas.

Por no decir que los británicos tuvieron que requisar dos monitores sobre los que debería ondear la bandera brasileña, en construcción, que fueron rebautizados como Mersey y Severn, que tuvieron que partir de Gran Bretaña y navegar hasta África. Tardaron meses en hacerlo, ya que el primer ataque se dio el 6 de Julio de 1915.


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