viernes, mayo 27, 2011

27 de Mayo de 2011

INFODEFENSA

El proceso de marinización del radar del LHD Juan Carlos I continúa con éxitoEnlace

24/05/2011

(Infodefensa.com) A.V. Suárez, Madrid – El proceso de marinización del radar Lanza del LHD Juan Carlos I de la Armada española continúa con éxito, según ha podido saber Infodefensa.com en fuentes técnicas del sector totalmente solventes. Dicho proceso comenzó tras la entrega del buque a la Marina ya que se trata de pruebas propias de la “puesta a punto del buque” que “no está operativo pese a la entrega” hasta pasados dos años, continúan las fuentes.

La marinización del radar se está desarrollando por el fabricante, Indra, y se trata de un procedimiento normal “teniendo en cuenta de que estamos hablando de un prototipo”, indican las fuentes contrastando lo publicado en un diario económico de tirada nacional en el que se afirmaba que tanto el radar como el sistema de combate del L-61 Juan Carlos I se encuentran averiados.

Puestos en contacto con Navantia, fabricante del LHD, y la Armada española, propietario del buque, en ninguno de los casos desearon hacer comentarios.

Las fuentes técnicas citadas anteriormente indicaron a Infodefensa.com, sin embargo, que no se trata de averías. El radar Lanza se encuentra en un proceso de marinización del sistema – la llamada versión Lanza-N- cuyas últimas pruebas concluyeron con “menores incidentes de los esperados”, ya que el Juan Carlos I es el primer buque de la Armada que incorpora el nuevo radar de desarrollo nacional.

En el caso del Scomba – (Sistema de Combate de los Buques de la Armada), desarrollado por Navantia FABA, “a día de hoy está perfectamente operativo”, excepto en pequeños aspectos relativos precisamente a la integración del sensor radárico Lanza–N.

El buen funcionamiento demostrado por el SCOMBA ha llamado incluso la atención ya que también es muy novedosa la integración de este sistema en buques de la Armada. Anteriormente solo se había instalado una versión simplificada en el BAC Cantabria, unidad entregada muy poco antes que el L-61.

El Juan Carlos I (L-61), entregado a la Armada española el 30 de septiembre del pasado año, cuenta con 230,82 metros de eslora, 32 de manga y 27.500 toneladas de desplazamiento a plena carga. Asimismo se puede permitir una dotación reducida, 250 personas, gracias a la máxima automatización. Puede embarcar a más de 1.450 personas por periodos de hasta un mes. El 20% de la habilitación está previsto para personal femenino y destaca por su capacidad hospitalaria.

La propulsión es de tipo CODLAG (COmbined Diesel-eLectric and Gas turbine) que combina dos motores MAN y una turbina de gas General Electric. Dispone de dos cámaras de máquinas separadas. Una a popa albergando la turbina de gas y el correspondiente sistema de producción de energía eléctrica. La segunda está ubicada en proa y aloja dos motores diesel con los correspondientes generadores. Los elementos de impulsión son dos pods azimutales en popa, cada uno con un motor eléctrico de 11 megawatios que acciona dos hélices, una delantera y otra trasera.

Se han instalado prototipos de bastantes equipos y sistemas como los sistemas de estanqueidad de zonas de fuego en las grandes cubiertas de hangar y garaje, mediante mampararos desplegables o los mencionados radares de la familia Lanza desarrollados por Indra y el sistema de combate Scomba de Navantia FABA.

La clase Juan Carlos I fue seleccionada por la Real Marina Australiana, tras un riguroso concurso internacional, para dotarse de dos buques LHD -Camberra y Adelaide- que serán en un 90 por 100 similares al cabecera de serie español. El contrato fue firmado el 23 de noviembre de 2007. La construcción de ambos buques será realizada por Navantia y el astillero australiano BAE Systems Australia Defense, con un reparto de tareas aproximado de un 80 y 20 por 100, respectivamente.

ARMADA ESPAÑOLA

Entrega de donativos de la Ruta de las Fortalezas a las organizaciones sociales de Cartagena

Los cerca de 3.000 inscritos en esta iniciativa han permitido la colaboración benéfica con siete organizaciones sociales de diferente índole.

jueves, 26 de mayo de 2011


Hoy, en el Salón de Actos de la Escuela de Infantería de Marina “General Albacete y Fuster”, se ha hecho entrega de los donativos recaudados en la “IIª Ruta de las Fortalezas” a las organizaciones sociales beneficiarias de Cartagena.

El acto ha contado con la asistencia de todos los representantes de las empresas y colectivos que han participado y colaborado en la organización de la prueba. Entre ellos, el teniente de alcalde de Cartagena, José Vicente Albaladejo Andreu, y el Jefe del Arsenal de Cartagena, vicealmirante Jaime Muñoz-Muñoz Díaz del Río.

Estos donativos son procedentes del dinero recaudado con las cuotas de inscripción de los participantes en la segunda edición de la Ruta de las Fortalezas, una vez descontadas las preceptivas cuotas de seguro de responsabilidad civil y accidentes de los participantes. Esta prueba deportiva, no competitiva y abierta al público en general, se desarrolló el pasado 2 de abril.

Tras el acuerdo entre los organizadores, la Amada y el Ayuntamiento de Cartagena, las entidades beneficiarias este año han sido:

- El Hogar de la Infancia (Casa Cuna)

- Hospitalidad de Santa Teresa

- Asilo de Ancianos de Cartagena (Hermanitas de los Pobres)

- Cáritas

- Banco de Alimentos

- Asociación para la atención integral de las personas con síndrome de Down de Cartagena (ASIDO)

- Asociación de Familias contra los trastornos de la conducta alimentaria de la Región de Murcia (AFECTAMUR).

Organizada en colaboración con el Ayuntamiento de Cartagena, la prueba constó de tres marchas que recorrieron las distintas fortificaciones de la ciudad: una genérica de 51 km para mayores de 18 en un tiempo máximo de 12 horas, con desniveles acumulados de 1.800 metros; una marcha “juvenil” de 12 km, dirigida a participantes de entre 12 y 17 años y un recorrido infantil de 2.700 metros, dirigido a marchadores entre 6 y 12 años.

Este año la organización de la prueba ha contado con la colaboración de 150 trabajadores y voluntarios municipales, 41 efectivos de policía, 40 de Protección Civil, voluntarios universitarios y 303 militares, entre oficiales, suboficiales, marinería y tropa que fueron los encargados de atender a los cerca de de 3.000 inscritos para la prueba, de los cuales más de 2.000 consiguieron completar los 51 km.

El 80 por ciento de los marchadores fueron de la Región y el resto procedía de otros lugares como Cádiz, Alicante, Madrid, Valencia, Almería, La Coruña e incluso de las Palmas de Gran Canaria. El reto planteado por segundo año consecutivo no ha tenido límite de edad: 66 de los inscritos tienen entre 55 y 60 años, 10 de ellos mujeres, y 48 participantes son mayores de 60 años, de los que tres fueron mujeres.



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