lunes, febrero 16, 2009

16 de Febrero de 2009

Lunes, 16-02-09
Los recortes presupuestarios en el Ministerio de Defensa, el único departamento de los llamados «de inversión» que los ha sufrido de forma drástica en las cuentas del Estado, empiezan a tener consecuencias en las misiones de vigilancia interior asignadas a las Fuerzas Armadas. La Armada se ha visto obligada a adelantar las bajas de los patrulleros de las clases «Anaga», «Barceló» y «Dragonera», empezando por los más antiguos destinados en aguas del Estrecho, con el fin de garantizar la operatividad y el mantenimiento de los buques más grandes y modernos que tienen encomendadas misiones en el exterior: las fragatas.
El primer patrullero inmovilizado y preparado para el desguace en el mes de enero ha sido el «Acevedo», buque que participó en 2002 en la operación para recuperar el islote de Perejil cuando fue ocupado por fuerzas marroquíes. En los próximos meses seguirán sus pasos los cuatro que quedan de la clase «Barceló» y entre este año y el próximo seguirán los de la clase «Anaga» y «Dragonera» destinados en aguas del Mediterráneo y de Canarias.
Son de los barcos más antiguos y pequeños de la Armada -construidos en los años 70 y 80 y de 32, 36 o 44 metros de eslora- y se ocupan de la vigilancia de las costas para prevenir delitos relacionados con el narcotráfico, el contrabando, la inmigración ilegal, la pesca furtiva y los desastres ecológicos, aunque también colaboran en «cometidos de flota» para operaciones de crisis «de baja intensidad».
A la espera de los BAM
Los patrulleros encaminados al desguace tenían que ser sustituidos a partir del segundo semestre de ese año por los nuevos buques de acción marítima (BAM) que construye Navantia, mucho más grandes y mejor equipados. Hasta que se incorporen los BAM, los antiguos patrulleros que sigan navegando y las lanchas de la guardia civil tendrán más trabajo.
El motivo principal de precipitar las bajas es la escasez de recursos asignados para el mantenimiento en el momento que más esfuerzo se reclama a la Armada en las misiones en el exterior.
A la operación en Líbano en apoyo de las tropas españolas destinadas en la zona se ha sumado este mismo mes la operación de la Unión Europea contra la piratería en aguas próximas a Somalia que supone enviar otra fragata como es la «Victoria» y tener una segunda preparada para el relevo, la «Numancia».
Las misiones en el exterior no se pagan con los presupuestos de Defensa, pero sí el mantenimiento de los barcos y el entrenamiento de las dotaciones. Y el Estado Mayor que dirige el almirante Manuel Rebollo se ha encontrado para este ejercicio de 2009 con un recorte del capítulo de inversiones y mantenimiento del 26,69 por ciento.
Para barcos grandes
La directiva sobre medidas de austeridad en la Armada que fue desvelada por ABC en enero se ha empezado a aplicar para garantizar la plena operatividad de los barcos que se puedan mantener. Se ha descartado la posibilidad apuntada al principio en dicha instrucción de retrasar las puestas a punto y homologaciones de las fragatas de la clase «Álvaro de Bazán» (F-100) y las revisiones o modernizaciones de las fragatas «Canarias», «Navarra», «Santa María» y «Reina Sofía». Son barcos con misiones más específicas que los patrulleros, insustituibles en sus funciones por los medios de Interior o las administraciones autonómicas.
Las tripulaciones que se queden en tierra por el desguace de sus barcos podrán pasar a los navíos más grandes. La Armada sigue con problemas para completar sus plantillas de marineros pese al aumento del paro -pide más cualificación- y necesita más tiempo que el Ejército de Tierra para formar al personal que capta para navegar.


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