jueves, octubre 23, 2008

Dos años rompiendo las olas

En Emden, a 23 de Octubre de 2008. A bordo del Navegante MP.

Damas y caballeros, valiente tripulación, gentes de tierras lejanas y amigos de siempre.

Decirles que el primer sorprendido en permanecer en el mando de este nuestro buque soy yo. Pero también siento que algo en mi interior se va dando cuenta del paso del tiempo. Ya las arenas del reloj de las guardias parecen correr mas rápido que hace un año. No digamos ya unos años atrás. Las horas se convierten en minutos. Los días son como el viento de un silbido. Las semanas son una lluvia fina y los meses son un corta tormenta. Es una suerte, sobre todo cuando deseas que este año 2008 finalice pronto. Creo que me estoy repitiendo un poco con el discurso del año anterior y no creo que sea el camino aconsejable ni pertinente en una ocasión como ésta.

Pero desde el último aniversario también he sido testigo de acontecimientos que atesoraré en mi corazón, tales como una unión a nuestra querida Armada, mediante un acto que supuso, sin duda, el día mas feliz de toda mi vida. Muchos ya sabéis a qué me estoy refiriendo y dentro de menos de un mes ya hará un año de aquella intensa y fría mañana.

También han sido meses en los que se ha consolidado mi labor con la publicación Revista General de Marina con dos artículos mas. Espero que esta colaboración no se quede ahí y que continue en el tiempo y con la misma intensidad... Y que sea de aceptación generalizada por los lectores.

He superado el tiempo medio de comandancia generalizado, algo que no pasa todos los días y con un buque que cada vez se le saca mas jugo gracias a tod@s los que quieren venirse con nosotros de crucero o a pasar un corto rato de descanso en nuestros pañoles y cubierta. El trabajo es duro, sobre todo ahora que doy rienda suelta a otra afición como es la fotografía, pero no soy incapaz de dejar el mando del Navegante mucho mas allá de los periodos de interrupción programada o algún permiso que otro. No, no puedo abandonar, ni mucho menos, sobre todo al ver la estela que he ido dejando sobre las cartas náuticas y que ha sido cruzada en repetidas ocasiones por vosotros, mis queridos amigos. Vosostros sois, en realidad, los causantes de mi permanencia. Aquellos que consideran mi labor como digna de mención y que no dudáis en decirmelo sincéramente. Gracias por hacer que las largas guardias y los pesados trabajos de a bordo merezcan la pena.

Confieso, a raíz de lo comentado anteriormente, que cuando me puse a subir por primera vez mi colección de fotos me vino la tentación de echar las amarras y atarlo bien a los bolardos... Pero, ¿Quién se iba a encargar del Navegante MP? ¿Sería capaz de dejarlo pudrirse al sol sin mas? ¿Que la herrumbe de Internet hiciera presa de él? No, no me lo perdonaría. No sería capaz de abandonarlo a posta a estas alturas. Sobre su cubierta ya hay tanta sangre mía que bien podría ser un familiar. No, antes dejaría que fuera abrazado por las aguas y que cuidara de él la diosa Ran.

Pero mi intención de continuar a la caña del timón es mas intensa que nunca, mas firme. No hay miedo a seguir.

¡Qué los santos y los dioses nos protejan!

(Y, ahora, a la pitanza virtual, jajajaja).


4 comentarios:

Mali dijo...

Snif, snif.Un discurso muy bonito. Eso de abandonarnos, ni de broma chatín, si hay que aumentar la tripulación, pues se pone en marcha una leva y tan felices.
Y ahora a comer, que tenemos cosas muy, pero que muy ricas.

Javier dijo...

No, no abandono, no quiero que me cojas del cuello, jejejeje.

El Capitán. dijo...

Javier:
como comandante del NMP, bien sabes que has de ser el último en abandonar la nave; por tanto mientras sigamos subiendo a bordo de tu nave, has de estar ahí en el puente de mando.
Con respecto a la Pitanza, sabes que puedes contar con mi barco, donde abundan las sabrosas recetas y mejores caldos, así que enhorabuena por el aniversario y sigamos navegando, como siempre... donde el viento nos lleve!!

Saludos desde la Pilgrim

Javier dijo...

Gracias por tus palabras, capitán, las tendré siempre en cuenta.