miércoles, julio 30, 2008

Seaquest DSV

Si hay una serie mítica en la década de los ´90, la cual me abrió la mente de par en par, tanto que llegué a escribir fanficción y a tener la novelización del primer episodio (piloto o película, según deseen), fue la producción televisiva de Steven Spielberg que responde al nombre de "Seaquest DSV" (en España se le añadió lo de "Vigilantes del fondo del mar"). En realidad, fue como la bienvenida a un nuevo mundo, y lo fue ya que abrió brecha para las posteriores series de ciencia - ficción de la que se nutre en cuanto a estructura, y hasta producción y actores: Stargate SG-1.

Me hace gracia pensar que el mundo de Seaquest se situa dentro de una década, en 2018, con una Humanidad plenamente concienciada con el problema global medioambiental y con la importancia que siempre han tenido los océanos. A pesar de que la tecnología que se ofrecía queda aún un poco lejana (y a veces trasnochada), era una tecnología creíble ya que se fundamentaba en proyectos científicos reales y con la que, además de entretenerte, podías aprender un poco de las profundidades marinas.


El "Seaquest DSV" es un submarino de última tecnología con forma de calamar que es integrante y buque insignia de las fuerzas de la UEO, una especie de ONU de los mares cuyo papel en la serie, en su inicio, es la de presencia de paz y fomento de la ciencia. La tensión entre militares y científicos es constante y el capitán Bridger (que es militar y científico, además de padre del submarino) siempre tiene que hacer de árbitro. Al capitán Bridger le siguen otros personajes de los que destaco la eficiente jefa de ingenieros, teniente Katherine Hitchcock (Stacy Haiduk, la cual abandonó la serie tras la finalización de la primera temporada al no estar muy contenta con el desarrollo de su personaje, a pesar de que era uno de los fundamentales). Y, como toda serie dirigida a un público que abarca también la adolescencia, hubo que poner un cebo en el personaje de Lucas Wolenczak (interpretado por el malogrado Jonathan Brandis), un genio que no se sabía muy bien por qué estaba allí mas allá de por ser el creador del interpretador delfín-humano.

Bueno, eso sucedió únicamente en la primera temporada donde el "Seaquest", ya que en la segunda se abandonó la misión científica por otras más cercanas al simple belicismo y a la chabacanería guionizada con intervención incluso divina. La tercera temporada quiso retomar viejos caminos con una situación global geopolítica al borde de la guerra mundial debido al auge de una confederación que responde al nombre de Macronesia, y para salvar el extraño último capítulo de la 2ªT en la que el "Seaquest" es abducido, junto con toda su tripulación, por los extraterrestres que ya aparecieron unas cuantas veces a lo largo de la serie. ¿La razón de este hecho en el guión? Que los amigos estelares sufrieron un cambio climático o algo así que inundó su mundo en guerra y necesitaban un arma submarina. Resulta curioso que una raza que conoce el misterio del viaje espacial no conoce la tecnología de un sumergible. ¿La razón real? Deshacerse de personajes que no aportaban nada y cambiar radicalmente la escena y es que, cuando vuelven a la Tierra, lo hacen en el 2032, entrando en escena un actorazo como es Michael Ironside.

A pesar de que es televisión, no podemos hablar de "Seaquest DSV" como una simple serie de ciencia-ficción ya que toca elementos bastantes desconocidos para el individuo medio. Por un lado, la importancia de los oceanos dentro de nuestro ritmo de vida y en el planeta y, por otro lado, las riquezas de los fondos de los mares. Esto no es algo ajeno a los Estados y ya llevamos casi tres décadas con un Convenio del Mar que recoge una serie de aspectos, y es que las naciones hace mucho tiempo que dejaron de un lado el límite de su mar territorial en el simple disparo de cañón. Hace ya años que hablamos de zona económica exclusiva (ZEE) y mas allá. Esta nació a raíz de los progresos tecnológicos submarinos y del descubrimiento, entre otros, de los nódulos polimetálicos y del verdadero perfil del fondo del mar. Si miráis a Chile, pensaréis que es un país entre el Pacífico y los Andes muy estrecho, ¿no? Sin embargo, posee un dominio marítimo que ya lo quisieran muchos ya que llevamos décadas, como he dicho, con una regulación internacional sobre la explotación de materias en el fondo marino, cosa que se puede ver en la serie con las colonias mineras. No está tan lejano. No hace mucho que los rusos plantaron una bandera en el mismo centro del Polo Norte, pero en el lecho marino, reclamando dicha zona bajo su soberanía ante las protestas de países limítrofes, y no tan limítrofes, ya que el deshielo podría abrir el Paso del Noroeste.

Mi intención es ir comentandoos los capítulos de la serie, en su temporada Primera. Creo que es una buena idea. Espero que opinéis lo mismo.

3 comentarios:

Mali dijo...

A mi lo que me molaba era el Delfín Darwin. La primera temporada está muy bien, la segunda es infumable y la tercera, bueno, la tercera intento recuperar algo de la primera, pero no lo consiguio.

Javier dijo...

Veo que coincides, jejeje

Mali dijo...

Joer, como que la veiamos juntos. Y quien te regalo la novela? eh?, Quién?