martes, febrero 19, 2008

Sartine y el caballero del punto fijo

JUAN GRANADOS
EDHASA
NARRATIVAS HISTÓRICAS
502 Págs.

En un momento clave en la historia europea, cuando empieza a agriarse el enfrentamiento entre Francia e Inglaterra que culminará en las guerras napoleónicas, España no se resigna a perder protagonismo. Nicolás Sartine, intendente de la Marina Real de oscuro y un tanto accidentado pasado, recibe órdenes de Fernando VI de trasladarse a Galicia con una misión más arriesgada de lo que parece: proteger la construcción de un arsenal que ponga freno a las ambiciones británicas. (Sinopsis de la contraportada)

El coruñés Juan Granados inicia, con esta novela, una saga dedicada a la Marina Real en el s. XVIII y de la mano de su protagonista estrella, el brigadier Nicolás Sartine, intendente del Rey, de carácter cambiante e impredecible como un gato siamés, que siempre anda añorando el mar y la Italia heredera del Renacimiento, además de siempre estar perseguido por la figura de su rencorosa amante, Catalina Lassaletta, tanto en su imaginación como en persona, y que ahora es mujer de Juan José Navarro, Marqués de la Victoria, con el cual no tiene muy buenas relaciones el bueno de Nicolás.

Por encargo real, mejor dicho, del Marqués de la Ensenada, Nicolás Sartine es destinado a una misión, al parecer, un tanto rutinaria que es la de echarle un ojo a las obras del nuevo arsenal en Ferrol, impulsándolas, e investigar la extraña muerte del ingeniero encargado, un tal Salomón que falleció al despeñarse en compañía de un sirviente de nombre Petruccio y de desagradable recuerdo para el propio Sartine.

El poderío naval de España, con arcas casi agotadas tras las guerras de Flandes y con un basto territorio colonial, ha de resurgir siguiendo las directrices y anhelos del ya fallecido Patiño, pero hay muchos intereses contradictorios en la propia Corte del pacífico rey Fernando VI. Si Ensenada, seguido de muchos como Sartine, aboga por la creación de arsenales y la construcción de un gran número de navíos de guerra, otros consejeros reales abogan por una alianza con el Inglés (que igual, a la larga y viendo lo que pasó según los libros de Historia, quizás habría sido mejor, aunque sin descuidar la construcción de barcos ya que España siempre mire al mar), y preparar un ejército poderoso para repeler a Francia.

Acompañado por su corte de comisarios, de entre los cuales destaca el comisario ordenador O´Conry (cuya boca le puede causar mas de algún malentendido y problemas varios, aunque se gana la simpatía del lector desde el primer momento), parte de la Corte para recoger al nuevo ingeniero, Cosme Ábalos, que desde el principio se muestra tan eficaz en sus cometidos, como sabio y petardo en palabras del comisario ordenador. Aunque su físico no se parezca en nada, en alguna de sus intervenciones, Ábalos se deja confundir con el propio doctor Stephen Maturin, ganándose también la estima y aprecio del lector.

El camino por Castilla camino a Galicia se hace tortuoso, lleno de trampas creadas por los pasajeros de un carro de posta negro, llegando incluso a ser atacados por una banda de ladrones, aunque no consiguen frenarlos.

Durante el camino se nos muestra geografía, tanto de la zona como de los personajes que, poco a poco, van aumentando en número como con la inclusión María Falcón, una joven rescatada por los comisarios de su asqueroso tío y que termina siendo apadrinada por Sartine y Ábalos. Incluso sacan de la cárcel a Melchor Macanaz (la parte en la que conversa con el brigadier sobre su estudio sobre los impuestos de castilla y demás es la mas lenta de todo el libro, suspiré de alivio cuando lo pasé (siempre queriendo saber en qué aventuras se meterán nuestros amigos a continuación), al igual que el propio Sartine).

Los días y semanas pasan en Ferrol lentamente y en rutina, con alguna escapada a una famosa mancebía del lugar, acabando siempre en los brazos de Betsy, y con la tortura de tener cerca a su aún amada Catalina y a su despreciable marido que no para de poner trabas a la voluntad real. Sin embargo, la trama no cae y hasta se enriquece con la captura de un barco pirata y con la intervención del capitán (gourmet) de las Cuevas, una personaje divertido y entrañable que tendrá su protagonismo en el futuro de la trama.

Sin embargo, la parte mas importante es cuando tienen que poner rumbo a Inglaterra para contactar con el mas que célebre Jorge Juan de Santacilia, uno de nuestros Ilustres que está de misión secreta en la isla para reclutar personas cualificadas para los nuevos arsenales. Llegar a donde él y volver será tarea mas que ardua y peligrosa.

A muy grandes rasgos os he hecho un resumen de la novela, aportando algunas impresiones. A mi me ha enganchado desde el primer momento, dedicándome a leerla durante horas sin descanso. Es una literatura muy agradable y con sabor de novelas de otros autores con salitre, pólvora y ruido de sables. Está bien construida y posee un hilo lógico y claro. El único momento donde se aburre uno es en la parte donde Melchor Macanaz suelta todo su conocimiento tributario y es que, damas y caballeros, seamos sinceros, a mí el Derecho tributario nunca ha sido de mi agrado (de ahí esas notas en la facultad), sin embargo, dicha parte no sobra en la novela. Es un libro muy recomendable para los aficionados al género histórico centrado en la Armada.

Espero volver a tener la suerte de releer este gran relato y otros nuevos que salgan de la versada pluma del ya amigo del Navegante MP, Juan Granados.

6 comentarios:

Guillermo Manuel de Villena dijo...

Pues tiene muy buena pinta. Tomo nota y lo paso a la lista de espera, pues ahora estoy releyendo "Las Islas de la Imprudencia", que desde que te lo comenté, me he decidido a leerla de nuevo.
Gracias, capi.

Anónimo dijo...

Como se suele decir, ¡oiga tómese algo! Lo de la cosa fiscal ya me lo han dicho, ya, era una pequeña fijación de la que debía liberarme, en realidad, diré en descargo, todo es curioso si te interesa. Le aseguro que en la segunda parte, que está al caer, me he liberado de ciertas rémoras para ahondar en el salitre y la estopa.

Un fuerte abrazo

Javier dijo...

Seguro que no te defrauda Fletcher. De nada!

Sí, hay cosas de las que hay que darle salida, Juan. Ahí, ahí, mas salitre y estopa de la buena :D

Fuensanta Niñirola dijo...

Pues estoy leyéndola precisamente ahora, y como ya he pasado por la larga y realmente algo aburrida parrafada de Macanaz, he de decir que concuerdo. Quizás Juan se ha dejado influir por sus investigaciones previas, centradas en el tema de la Hacienda (¡lagarto, lagartooo!) dieciochesca española. Pero es cierto que en algunos momentos se corta demasiado la acción con parrafadas demasiado extensas. Por lo demás, el libro está documentadisimo, es cierto, y el personaje es simpático y el tema, interesante.

Javier dijo...

Pues te toca luego leer la segunda parte, ARIODANTE!

Norman Moriarty dijo...

Os vendrá bien ver la cosa desde otra perspectiva menos indulgente. "Sartine y el caballero del punto fijo" cojea del mismo lado que todas las novelas históricas españolas. Leed el nº 11 de La novela antihistórica. Un saludo.