jueves, mayo 10, 2007

Fuerza naval (5)

Armada española

Buque de superficie tipo: fragata acorazada

Fragata acorazada Numancia

Desplazamiento: 7.500t.

Eslora: 96,08 m.

Manga: 17,34 m.

Velocidad: 12 nudos.

Dotación: 590.

Armamento principal: 34 cañones lisos de 68 libras.

Botadura: 19 de Noviembre de 1863 (Tolón).

Baja: 1919.

Un poco de historia: La idea de la protección de los buques de guerra ya se tomó en el año 1782 por parte de España durante el sitio de Gibraltar, y secundada con no demasiado éxito hasta que se construyó la primera fragata blindada del mundo en 1859: La Gloire, la cual abrió paso a la carrera armamentística de las naciones dominantes del momento y el último golpe de gracia para los navíos de línea como puntas de lanza en las flotas.

La renovación naval fue global y España vio una oportunidad de oro para recuperar su prestigio y lugar en los mares tras la batalla de Trafalgar en 1805. Una oportunidad sintetizada en la imagen de una imponente flota de fragatas que la convertiría en la cuarta potencia naval del Mundo. Lamentablemente, la necesidad gubernamental de armarse con prontitud cogió a los astilleros españoles todavía anclados en la construcción naval tradicional, siendo destinada la construcción de las unidades acorazadas a compañías extranjeras.

La Numancia nació en abril de 1862 tras la firma en Madrid de un contrato con la Sociedad "Forges et Chantiers de la Mediterranée", encargándose su construcción a los astilleros La Seyne de Tolón. Se empezó a trabajar en ella en septiembre de ese mismo año, y el 19 de Noviembre de 1863 el Obispo de Tolón bendecía su botadura. Las pruebas de navegación y el ensayo de su armamento se llevaron a cabo durante la travesía del astillero a Cartagena en diciembre de 1864, considerándose excelentes. El coste de su construcción ascendió a 8.322.252 pesetas, una cantidad fabulosa para la época.

Partió para unirse a la Escuadra del Pacífico realizando una travesía considerada imposible hasta entonces. Por ejemplo, Francia había fracasado en su intento de desplegar un acorazado en el Golfo de México, o el buque blindado inglés que no llegó a salir del Canal de la Mancha. El gobierno español consideró necesario el despliegue del Numancia en el Pacífico para apoyar al resto de la escuadra, no siendo una decisión tomada a la ligera.

Se formó una comisión que estudió desde los pertrechos, climatología, corrientes marinas y condiciones marineras de la fragata, al igual que la decisión de darle el mando al capitán Casto Méndez Núñez, uno de los hombres con más aptitudes y competencia del momento en la Armada Española Desde el principio, nada más obtenido el mando, Méndez Núñez comenzó a lograr sus primeras victorias en diversas maniobras por el litoral, y pronto alcanzó fama de invencible, especialmente cuando derrotó el 7 de febrero de 1866 a la flota combinada chilena y peruana en el canal de Abato, obligándola a retirarse hacia aguas poco profundas para evitar su total destrucción. Sin enemigos en el mar, Méndez Núñez se dirigió a Valparaíso, comunicando al cuerpo diplomático enemigo, y a las fuerzas neutrales presentes en la zona, que bombardearía la ciudad en el plazo de cuatro días si no se firmaba un acuerdo de paz.

Temiendo el éxito español que podía darle la hegemonía sobre la zona que ansiaban Estados Unidos e Inglaterra, el contralmirante inglés y el comodoro norteamericano intentaron disuadirlo de sus intenciones amenazándolo con la participación de sus poderosos barcos en la defensa de Valparaíso. Méndez Núñez no mostró ningún síntoma de impresionarse por la amenaza, respondiendo que se vería obligado a hundir las dos flotas si se interponían en su misión. Viendo el firme carácter del español, y sobre todo, ante la posibilidad que el Numancia hundiera de verdad sus flotas, el dos de mayo de 1866 tuvo lugar la batalla sin la ayuda prometida por Estados Unidos e Inglaterra a la alianza entre Perú y Chile.

Acusado de atacar una ciudad sin apenas defensas el jefe de la flota española se dirigió a El Callao, la plaza costera más fortificada que disponía el enemigo, y el dos de mayo Méndez Núñez se preparó para atacar. Sus enemigos pensaron que el almirante español sufriría una terrible derrota. En El Callao se encontraban 96 cañones, ocho de estas piezas de artillería eran de 500 libras y seis de 300. Los barcos atacantes disponían de 245, siendo el calibre más grande de 68 libras, pero únicamente podían ser usados la mitad debido a que estaban montados a los costados de las naves.

El combate comenzó a las 11 de la mañana. Tras seis horas de duelo artillero la flota española consiguió una victoria completa. Cuando terminó el combate, sólo tres piezas enemigas seguían disparando, la torre blindada de defensa había sido destruida y el ministro de guerra peruano había muerto. En el bando español sufrieron daños las naves “Berenguela”, “Villa de Madrid” y “Almansa”. Murieron 43 marinos y 157 resultaron heridos, entre ellos el propio Méndez Núñez.

La fragata “Numancia” arrasó cualquier objetivo de los que se le fijaron. En su afán por acortar distancias llegó a encallar sin dejar de abrir fuego, recibiendo más de 50 impactos que no consiguieron traspasar su blindaje. La nave más poderosa del mundo resultó invulnerable. Tras ser saldada la cuenta de honor la flota española partió el 10 de mayo. El “Numancia” se dirigió junto con otras unidades hacia Filipinas.

Durante el resto de su vida protagonizó diferentes hechos bélicos, siendo modernizada en 1896, lo que le impidió participar en la guerra contra Estados Unidos por encontrarse en los astilleros. En 1912 se dispuso su baja y se ordenó su desguace. La opinión pública protestó con energía y la prensa realizó una campaña para que fuera usada como museo naval, pero olvidada en 1916 se vendió a unos astilleros de Bilbao. Por dos veces la vieja fragata intentó ser llevada hasta su destino sin éxito. En la tercera ocasión, el 16 de diciembre, se hundió frente de las costas de Portugal mientras era remolcada. La fragata acorazada “Numancia” que nunca conoció la derrota, pareció preferir el fondo del mar como tumba antes de terminar desguazada y vendida como chatarra barata.

La Numancia en 1898.

En su momento, pensé hacer un artículo para la Revista General de Marina dedicado a D. Casto Méndez Núñez y a la fragata que comandó, ya que vivo en la misma ciudad donde falleció. Incluso llegué a ir al archivo del Museo de Pontevedra y pagué por unas fotografías de la representación (con muebles auténticos) de la camareta de oficiales que hay en el edificio García Flórez (6 euros me salió la cosa). Como ya no tengo la intención de escribirlo al ver que es un tema tratado de forma detallada por otros suscriptores, os las pongo aquí y así os daréis una idea de cómo era la Numancia, al menos su camareta.

Aquí tenéis una toma, diría que reciente de la camareta. Al fondo tenemos el retrato de Méndez Núñez y un cuadro de la fragata Numancia. También vemos un coy un sofá pequeño. Sobre la mesa hay un plano de la batalla de El Callao (Archivo fotográfico del Museo de Pontevedra).

Fotografía bastante antigua, creo recordar que de la década de 1960, dominada por la mesa central de reunión en la camareta de oficiales (Archivo fotográfico del Museo de Pontevedra).

Otra fotografía antigua donde se aprecia hasta la alacena y la cafetera (Archivo fotográfico del Museo de Pontevedra).

Fuerza naval

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Magnífico ejemplo de fragata. La Numancia es de las más conocidas de nuestra armada. Por cierto, ¿trabajas en el tema marítimo?

www.ehu.es/etsnmn

Javier dijo...

No, no trabajo en el tema marítimo aunque me hubiera gustado haber seguido esa senda, pero hubo cosas que se torcieron.

Simplemente soy un aficionado.

Anónimo dijo...

Me gustaría aportar un dato: la reconstrucción de la cámara de la fragata Numancia del museo de Pontevedra la reconstruyó el Almirante Julio Guillén Tato.